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Salmo 41:4
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En esta súplica de un pecador, nótese que:
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I. El pecador se arrepintió de su pecado contra Dios
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“Contra ti he pecado.”
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1.
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Se dio cuenta de su pecado; hubo pecado en su alma; bien lo supo.
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2.
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El Espíritu lo convenció del pecado. Sintió el remordimiento del pecado y
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conoció la ruina a que el pecado conduce.
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3.
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Confesó su pecado a Dios; quiso deshacerse de ese pecado.
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II. El pecador reconoció el poder de Dios
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1.
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Reconoció el poder de Dios sobre el pecado y el diablo.
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2.
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Reconoció el poder de Dios sobre cada fase de la vida humana.
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3.
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Reconoció que Dios es poderoso para salvar el alma, rescatarla del pecado
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y sanarla de sus males.
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III. El pecador pidió la misericordia de Dios
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“Ten misericordia de mí; sana mi alma.”
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1.
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Esta fue una oración personal: “de mí.”
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2.
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Esta fue una petición definida: pidió la misericordia de Dios.
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3.
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Esta fue una súplica sincera: no pretendió tener méritos propios.
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Conclusión:
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La oración del pecador fue contestada. Como persona perdonada pudo decir:
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“Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por siglos de siglos.” —
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Salmo
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41:13
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